Con un precio de 2.099 €, la Sony A7R es increíblemente pequeña y fina. En solo 407 g, Sony ha logrado incluir un sensor de fotograma completo y unos muy respetables 36,4 MP. Con esta cifra iguala a la Nikon D810, a la que supera en cuanto a sensibilidad máxima: ISO 25600 respecto al 12800 de la Nikon, aunque hay que tener en cuenta que la ISO no tiene rango expandido. Otra similitud con la D810 y la Pentax 645Z es la falta de filtro de paso bajo.
A las compactas de sistema se les achaca a menudo la ausencia de visor óptico. Sin embargo, aunque el electrónico de esta Sony puede hacerte sentir algo separado de la escena, cuenta con una elevada resolución de 2,4 MP y una excelente representación del color, así como previsualizaciones en tiempo real del efecto de los ajustes. Debido al límite de espacio no hay pantalla en el panel superior, pero la LCD trasera ofrece muchísima información (no es táctil, pero sí abatible). Además, es la única del grupo con conectividad Wi-Fi y NFC (Near Field Communication).
El diseño es magnífico y la construcción sólida y fiable, si bien los botones y controles, pese a su alta calidad, son algo pequeños a la hora de manejarlos.
Rendimiento
Su sistema AF de detección de fase es algo más lento que en los cuerpos de Canon y Nikon, pero la velocidad es similar a la del Pentax. La ráfaga máxima es la más lenta del grupo, 1.5 fps, aunque puede llegar hasta 4 fps en el modo Prioridad de velocidad de obturación, que cancela el enfoque automático y la medición entre las sucesivas imágenes de una secuencia.
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