La Fundación Canal ha presentado 110 fotografías que evidencian la capacidad de Doisneau de extraer la belleza de lo cotidiano, virtud que da título a esta exposición. La muestra ha sido seleccionada cuidadosamente por las hijas del artista y comisarias de esta exposición, Annette Doisneau y Francine Deroudille.
Por primera vez en España conviven en un mismo espacio varias de las obras emblemáticas del artista y otras nunca o muy poco vistas que descubrirán una faceta inesperada y desconocida. Esta combinación ayudará a conocer mejor la obra de Doisneau y, en consecuencia, al personaje, al fotógrafo empeñado en mostrar la vida no como es, sino como a él le hubiera gustado que fuera.
La exposición, que abarca 45 años de su creación (desde la década de los 20 hasta la de los 70), se divide en dos secciones: La belleza de lo cotidiano, que alberga 80 copias de época, algunas de sus obras más conocidas en blanco y negro, como El beso del Hôtel de Ville, Mademoiselle Anita o el retrato de Pablo Picasso, y otras hasta hoy nunca vistas por el público o muy poco difundidas; y la serie a color Palm Springs 1960, una sorprendente, inesperada e irónica producción de los años 60 olvidada desde entonces y recuperada para esta exposición.
Hablar de Doisneau es hablar de uno de los pilares fundamentales de la fotografía del siglo XX. Le tocó vivir uno de los periodos más fructíferos de la Historia de la Fotografía y logró pertenecer, por derecho propio, a un selecto grupo de artistas que hoy se consideran los grandes mitos de la fotografía universal. Doisneau pertenece a la llamada Escuela Humanista, de la cual es uno de sus más afamados representantes.
Con su estilo fresco, inmediato y reconocible, que tan magníficamente ha sobrevivido al paso de los años, Doisneau produjo alrededor de 450.000 negativos. Su modus operandi se basaba en encontrar el escenario perfecto y estar atento a todo lo que pasaba a su alrededor. Fiel exponente del realismo poético, orientó su trabajo a captar los gestos de personas normales en situaciones cotidianas.
En la muestra también se exhiben varias hojas de contacto y collages, además de cierto material personal como su cámara Rolleiflex y varias publicaciones originales donde se difundieron sus trabajos, como las revistas Fortune o Life.
El diseño expositivo de la sección La belleza de lo cotidiano está planteado como un paseo nocturno por una transitada ciudad sembrada de edificios en los que algunas ventanas cobran vida, se iluminan en la oscuridad de la noche y descubren las historias que Robert Doisneau captó con su cámara.
La sección Palm Springs, 1960, situada en la galería abovedada de la sala, desborda color, muestra los reconocibles tonos pastel californianos y profundiza en las satíricas fotografías que parecen pintadas.
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